Tuesday, August 18, 2009

CAMINATA OIA-IMEROVIGLI-FIRA-KARTERADOS


MARTES 28 JUL 09


El día había sido glorioso: en barco del puerto de Fira a Athinios Limani (el puerto principal de Santorini; puerto se dice en griego “limani”). De aquí una vuelta por la caldera. Primero el cráter de Nea Kameni, luego los “hot springs” de Palia Kameni. Luego, Thirassia, el muro perdido en el mar de la gran caldera. Por fin, Oia (pronúnciese Ía), el lugar privilegiado de las Cícladas para ver puestas de sol. Dejé el barco en el puertecito de pescadores en la base de su inmenso acantilado donde aparece el pueblo como nieve de invierno colgado cual nido de buitre en su alta pared. Para salvar el desnivel no queda más remedio que ascender sus 700 escalones tratando de esquivar al mulerío que baja y sube con turistas a lomos. Eran las 17:45 horas cuando ya en Oia me dediqué a preguntar si había alguna ruta que fuera cresteando hasta Fira para hacerlo a pie. Casi nadie se aventuraba a decir la posibilidad de una ruta. Por fin, saliendo de Oia por la calle más occidental di con un descampado y acertó a pasar por allí una furgoneta. El conductor sí sabía de dicha ruta que me indicó pero avisándome de no iniciarla a estas horas (eran ya las 18:00) pues se podía echar la noche encima y la visibilidad del camino es nula. Aún así lo intenté. Tenía por delante 10 kilómetros de sube y baja, al compás del propio acantilado o paredón de toda esta parte norte de la isla. Fue un acierto iniciarlo. Empecé ascendiendo hasta un monte culminado por una iglesia ortodoxa (te las puedes encontrar por doquier y las hay a cientos; a lo largo del camino me topé con una docena). El recorrido está en su mayor parte delimitado por unos muros de piedra y su firme es a base de empedrado o de tierra pisada. Hacer por las cumbres el paseo de la hoz que parte desde el cabo Mauropetra al norte hasta el cabo Troulos a la altura de Imerovigli es un regalo excepcional que completa de arriba abajo la visión de la isla que se tiene de abajo arriba cuando se arriba en barco desde Naxos dejando pasmados y expectantes en cubierta a la totalidad del pasaje del barco; las tierras oscuras de antiguas lavas volcánicas, las hierbas aromáticas, sobre todo orégano –allí casi todo en el monte lo es- los lagartos solazándose al sol de la arena negra, las siemprevivas, las pandas blancas de sus ermitas, sus cúpulas azules; ver el mar a derecha e izquierda en el estrechamiento del norte de la isla como una cola de dragón serpenteante y durmiente, contemplar el tráfico no muy abundante pero caótico que transcurre por la carretera, cruzarse con los últimos romeros que hacen la ruta inversa a la mía y que ya van llegando a Oia, dejarse cegar por los colores blanco y pastel de las calles y las casas. A veces el camino se convierte en una escalera. La vista casi siempre a la derecha adonde está el verdadero espectáculo. Pasar por pueblecitos blancos y poco habitados: Finikia, Imerovigli (donde tuve que proveerme de agua en un mikro-market, pues se me había terminado) y desde allí hasta Firostefani y Fira un arriate interminable de chalets de lujo y urbanizaciones de más categoría para el privilegio de los que pueden permitirse las vistas de la caldera y del sol atardeciendo el mar de un azul intenso y puro. Algún que otro paseante de perros (afganos y razas dignas). Alguna que otra chica en forma haciendo footing. En solitario casi toda la ruta. Ruta fácil, por cierto, que se hace a un ritmo más lento de lo normal por lo espectacular del trayecto. Muchas simas se abren a plomo sobre el desnivel al mar casi a pie del camino. La entrada en Fira por la calle alta donde se concentra el turista para ver la puesta del sol. Atravesar la ciudad de norte a sur para salir a la carretera que lleva a Karterados donde está el hotel. Una refrescante ducha para volver a Fira a disfrutar de la vida nocturna y de su tráfico de tendeantes y el desfile de sus esculturales figurines (ellos y ellas) con una capa más de sol bronceando sus pieles brillantes. La luna sustituye al sol y lanza su mirada lánguida sobre las lucecitas de las calles abalconadas que parecen desplomarse sobre un mar sin fondo mientras desde los restaurantes con vistas las parejas silencian sus diálogos para dejarse invadir por el silencio y el misterio de todo el entorno. Uno la experiencia de estos atardeceres mágicos a otros como en Jerusalem desde el memorial del Holocausto (Yad Vashem or Hill of Remembrance) o desde Einkerem; en Bergen desde la colina de Floyen. Atardecer en Toledo desde el cigarral de Menores; atardecer desde cala Pi en el mar de Mallorca o atardecer en la Calderona desde el mirador de mi casa. El sol como óbolo que se aloja en la hucha del horizonte; el sol que se compenetra con el paisaje arcilloso como una pátina de oro. Sol, tierra, mar y aire -jugando a inventar los "arjai" de mi mundo.
Se dice como tópico de Santorini que en ella hay más vino que agua, más acémilas que personas y más iglesias que casas. Yo también advertí que en las islas griegas no hay tejas. Las únicas que hallé fueron las de la techumbre de la iglesia Hekatontapyliani (la de las cien puertas) de Parikia. Me gustaría saber si Homero alguna vez las nombra en su obra. La terraza es la exclusiva cubierta de las casas y a veces la bóveda de cañón encalada de blanco por fuera, a la postre una rememoración del barco -auténtico hogar del griego antiguo- . Pero hay viento y mar y el eco lejano de los navegantes que como Ulises y Jasón y sus Argonautas añoran el agua como singladura. Su patria es el mar y no la tierra. Hoy ante tanto alquitrán occidental se desesperarían hasta poder como antaño y a la vista de los océanos gritar de entusiasmo: "Thalassa, thalassa".
Duele ver estos días toda la zona circundante de Atenas calcinada por las llamas que han amenazado también Marathon -un enclave único de la proeza humana hacia su libertad- y quién sabe si a este paso también la excelsa acrópolis. Las llamas pueden degenerar en un ciclópeo desastre cultural. Sería lamentable. Nos quedaría el único refugio del mar. Allí no hay incendios. Los pueblos mediterráneos no somos un buen garante de custodia de legados culturales. Nuestra sangre es demasiado caliente y necesita de pulsiones más acaloradas para incendiarse y comenzar a rodar, a defender, a luchar. España, Italia, Grecia somos veneros de luchas civiles más que mantenedores de cultura. Y es una pena que habiendo sido en torno nuestro donde se han dado los más altos designios de cultura y humanización, no poseamos la misma energía para defenderla del paso del tiempo. Somos principalmente museos de ruinas. El Prado, la gran excepción, ¿por cuánto tiempo se librará aún de algún cortocircuito, bomba atómica o atentado terrorista? Espero que nos colonicen pronto seres de otra galaxia y puedan congelar en una burbuja la poca sensatez que aún nos queda.

Tuesday, August 11, 2009

FOTOS DE LA RUTA OIA-FIRA

























































































































































CAMINATA OIA-FIRA EN SANTORINI

MARTES 28 JUL 09

El día había sido glorioso: en barco del puerto de Fira a Athinios Limani (el puerto principal de Santorini; puerto se dice en griego “limani”). De aquí una vuelta por la caldera. Primero el cráter de Nea Kameni, luego los “hot springs” de Palia Kameni. Luego, Thirassia, el muro perdido en el mar de la gran caldera. Por fin, Oia (pronúnciese Ía), el lugar privilegiado de las Cícladas para ver puestas de sol. Dejé el barco en el puertecito de pescadores en la base de su inmenso acantilado donde aparece el pueblo como nieve de invierno colgado cual nido de buitre en su alta pared. Para salvar el desnivel no queda más remedio que ascender sus 700 escalones tratando de esquivar al mulerío que baja y sube con turistas a lomos. Eran las 17:45 horas cuando ya en Oia me dediqué a preguntar si había alguna ruta que fuera cresteando hasta Fira para hacerlo a pie. Casi nadie se aventuraba a decir la posibilidad de una ruta. Por fin, saliendo de Oia por la calle más occidental di con un descampado y acertó a pasar por allí una furgoneta. El conductor sí sabía de dicha ruta que me indicó pero avisándome de no iniciarla a estas horas (eran ya las 18:00) pues se podía echar la noche encima y la visibilidad del camino es nula. Aún así lo intenté. Tenía por delante 10 kilómetros de sube y baja, al compás del propio acantilado o paredón de toda esta parte norte de la isla. Fue un acierto iniciarlo. Empecé ascendiendo hasta un monte culminado por una iglesia ortodoxa (te las puedes encontrar por doquier y las hay a cientos; a lo largo del camino me topé con una docena). El recorrido está en su mayor parte delimitado por unos muros de piedra y su firme es a base de empedrado o de tierra pisada. Hacer por las cumbres el paseo de la hoz que parte desde el cabo Mauropetra al norte hasta el cabo Troulos a la altura de Imerovigli es un regalo excepcional que completa de arriba abajo la visión de la isla que se tiene de abajo arriba cuando se arriba en barco desde Naxos dejando pasmados y expectantes en cubierta a la totalidad del pasaje del barco; las tierras oscuras de antiguas lavas volcánicas, las hierbas aromáticas, sobre todo orégano –allí casi todo en el monte lo es- los lagartos solazándose al sol de la arena negra, las siemprevivas, las pandas blancas de sus ermitas, sus cúpulas azules; ver el mar a derecha e izquierda en el estrechamiento del norte de la isla como una cola de dragón serpenteante y durmiente, contemplar el tráfico no muy abundante pero caótico que transcurre por la carretera, cruzarse con los últimos romeros que hacen la ruta inversa a la mía y que ya van llegando a Oia, dejarse cegar por los colores blanco y pastel de las calles y las casas. A veces el camino se convierte en una escalera. La vista casi siempre a la derecha adonde está el verdadero espectáculo. Pasar por pueblecitos blancos y poco habitados: Finikia, Imerovigli (donde tuve que proveerme de agua en un mikro-market, pues se me había terminado) y desde allí hasta Firostefani y Fira un arriate interminable de chalets de lujo y urbanizaciones de más categoría para el privilegio de los que pueden permitirse las vistas de la caldera y del sol atardeciendo el mar de un azul intenso y puro. Algún que otro paseante de perros (afganos y razas dignas). Alguna que otra chica en forma haciendo footing. En solitario casi toda la ruta. Ruta fácil, por cierto, que se hace a un ritmo más lento de lo normal por lo espectacular del trayecto. Muchas simas se abren a plomo sobre el desnivel al mar casi a pie del camino. La entrada en Fira por la calle alta donde se concentra el turista para ver la puesta del sol. Atravesar la ciudad de norte a sur para salir a la carretera que lleva a Karterados donde está el hotel. Una refrescante ducha para volver a Fira a disfrutar de la vida nocturna y de su tráfico de tendeantes y el desfile de sus esculturales figurines (ellos y ellas) con una capa más de sol bronceando sus pieles brillantes. La luna sustituye al sol y lanza su mirada lánguida sobre las lucecitas de las calles abalconadas que parecen desplomarse sobre un mar sin fondo mientras desde los restaurantes con vistas las parejas silencian sus diálogos para dejarse invadir por el silencio y el misterio de todo el entorno. Uno la experiencia de estos atardeceres mágicos a otros como en Jerusalem desde el memorial del Holocausto (Yad Vashem or Hill of Remembrance) o desde Einkerem; en Bergen desde la colina de Floyen. Atardecer en Toledo desde el cigarral de Menores; atardecer desde cala Pi en el mar de Mallorca o atardecer en la Calderona desde el mirador de mi casa. El sol como óbolo que se aloja en la hucha del horizonte; el sol que se compenetra con el paisaje arcilloso como una pátina de oro. Sol, tierra, mar y aire -jugando a inventar los "arjai" de mi mundo.
Se dice como tópico de Santorini que en ella hay más vino que agua, más acémilas que personas y más iglesias que casas. Yo también advertí que en las islas griegas no hay tejas. Las únicas que hallé fueron las de la techumbre de la iglesia Hekatontapyliani (la de las cien puertas) de Parikia. Me gustaría saber si Homero alguna vez las nombra en su obra. La terraza es la exclusiva cubierta de las casas y a veces la bóveda de cañón encalada de blanco por fuera, a la postre una rememoración del barco -auténtico hogar del griego antiguo- . Pero hay viento y mar y el eco lejano de los navegantes que como Ulises y los 10 Argonautas añoran el agua como singladura. Su patria es el mar y no la tierra. Hoy ante tanto alquitrán occidental se desesperarían hasta poder como antaño y a la vista de los océanos gritar de entusiasmo: "Thalassa, thalassa".
Duele ver estos días toda la zona circundante de Atenas calcinada por las llamas que han amenazado también Marathon -un enclave único de la proeza humana hacia su libertad- y quién sabe si a este paso también la excelsa acrópolis. Las llamas pueden degenerar en un ciclópeo desastre cultural. Sería lamentable. Nos quedaría el único refugio del mar. Allí no hay incendios. Los pueblos mediterráneos no somos un buen garante de custodia de legados culturales. Nuestra sangre es demasiado caliente y necesita de pulsiones más acaloradas para incendiarse y comenzar a rodar, a defender, a luchar. España, Italia, Grecia somos veneros de luchas civiles más que mantenedores de cultura. Y es una pena que habiendo sido en torno nuestro donde se han dado los más altos designios de cultura y humanización, no poseamos la misma energía para defenderla del paso del tiempo. Somos principalmente museos de ruinas. El Prado, la gran excepción, ¿por cuánto tiempo se librará aún de algún cortocircuito, bomba atómica o atentado terrorista? Espero que nos colonicen pronto seres de otra galaxia y puedan congelar en una burbuja la poca sensatez que aún nos queda.

Tuesday, July 07, 2009

PÁGINA DE JAZZ A GO-GO. ENJOY!

LANG LANG -Ruptura y genialidad en el pianismo moderno-

ADIÓS AL CUERVO LÓPEZ

A veces encuentra uno blogs que son una auténtica delicia. Una de ellas era el Blog del Cuervo López Cultura, música (predilección por Mahler en sus múltiples facetas e interpretaciones), comentarios generales, política argentina. El cuervo se ha ido y ya no le volveremos a oír graznar. Adiós, Cuervo. Que esa eternidad de silencio y soledad que ahora habitas siga alimentando tu recuerdo con la palabra y la música que aquí nos dejas. Siento la pérdida de tu amistad anónima. Feliz vuelo, Cuervo.

Otra página que tenía un atractivo especial, libertaria, transgresora, cultural y culta era http://www.elagoradeatenas.blogspot.com/ pero ha sido borrada no sé por qué extraños misterios. Sic transit gloria mundi.

Tuesday, June 30, 2009

POR FIN LOS SEIS JUNTOS


















Tuvo que ser un festejo (el bautizo de Marcos, hijo de David y de Raquel y nieto de Pedro) el que por fin nos juntara a todos los hermanos por primera vez. La víspera me alojé donde Pedro después de no sé cuántos vericuetos para llegar a su casa hasta que Pedro y Raquel me rescataron de mi extravío por algún sitio del Parque Coimbra. Estaban Rosi, sus padres y Paula, la otra nieta, pensando ya en el color de sus uñas para la ceremonia. Por la noche se acercaron Víctor y Juan con sus respectivas. Tomamos unas raciones de quesos, foie-gras, jamón, chorizos y más fiambres, regados con cerveza y chupitos con que nos obsequió Pedro en una terraza al aire fresco de la noche. Algo de sobremesa y a las 2 de la noche nos íbamos a dormir. Al día siguiente la marabunta: vestirse y acicalarse, reunirse y ya todos de postín llegar a un lugar mágico como es el pueblo de Navalcarnero. Las gentes del lugar se desparramaban por sus calles peatonales y soportales de vetustas y bien cuidadas casas solariegas en el mercadito de artes de mantelería (encajes, bolillos). El enorme volumen de su iglesia de estilo castellano se expandía alrededor de su torre mudéjar rematada con chapitel escurialense de pizarra. Ceremonia larga con ocho bautizos entre el altar y la capilla plateresca de su virgen. David, el padre de la criatura, estuvo omnipresente y atento a todos los movimientos de la comitiva como después en el banquete y atentísimo para con su hijo. Departimos a la entrada y a la salida. Y de nuevo en marcha para ir al banquete en Móstoles (¿o era ya Fuenlabrada?). Surtido banquete en comer y beber. Seguía insistiendo David en que pidiéramos a discreción. La sobremesa esta vez se hizo larga sin darnos cuenta; tánto había que comentar. Se terminaba a las 8 de la tarde con la partida de los demás hermanos. Yo me quedé un rato con familiares y amigos de Rosi y Pedro hasta que una hora más tarde también tocaba regreso. Me cambié para el viaje de vuelta a Valencia que, tras perder el hilo de la M50, me llevó por su hermana menor la M30 al mismísimo centro de Madrid; eso es que yo tenía querencia inconsciente, pero a esas alturas del día y del cansancio me supuso un retraso de más de una hora. Gracias, Pedro y Rosi, por vuestra acogida y cariño. Gracias a Paula por sus gracias y decires con que nos ha encandilado a todos. Gracias, David y Raquel, por vuestra constante atención. Gracias a todos. Esta fiesta no la olvidaremos. Espero que se prolongue en Salillas dentro de dos semanas.

Wednesday, May 20, 2009

RECAPITULANDO

En estos momentos en que el recuerdo de quien me dio inmerecida y misericordemente el ser planea sobre mi cabeza por circunstancias, mi homenaje se traslada a la música y pongo en el pick-up de mi ordenador la música que prefería, Swan Lake, en este caso por Charles Dutoit, majestuosa, elegante. La orquestación de Tchaikovsky alcanzas cotas de genio; me llama siempre la atención el efecto del flautín en la segunda pieza, un vals. Y como quedé en comentar algunos hechos culturales que acaecen por aquí de vez en cuando, me pongo manos a la obra. Pasó Paul Lewis por el Palau de la Música con una espléndida y poderosa interpretación de los impromptus D 935 de Schubert y de las Variaciones Diabelli de Beethoven. La magia del piano se alía con el poder absorbente de una interpretación segura y consistente, elegante y fruto de mil horas de ensayar a solas, de reinterpretación de la experiencia de estos dos compositores -tan cercanas- de explotar los elementos armónicos del instrumento y hasta incluso de innovar en sonido, aunque siempre éste apoyado en los pedales. Me extrañó, sin embargo, la exclusiva y machacona tendencia a usar el pedal derecho. A Joao Pires la escuché en una ocasión otra interpretación del mismo Schubert con escasa asistencia de dicho pedal. Eso requiere el máximo dominio de la técnica: el legato perfecto. En el caso de Paul Lewis es sorprendente que ni una sola vez pisó el pedal medio. Si puedo con ello, intentaré ver si la obra no lo requiere o es un "debe" de muchos pianistas. Asombrosa la capacidad de memorizar del pianismo actual. Recuerdo aún, después de años, la simbiosis con el instrumento de uno de sus maestros, Alfred Brendel, interpretando Kreisleriana de Schumann. Pasó también por el mismo escenario Frans Brügger con la "misa en si menor" de Bach, pero no pude asistir ¡pena! Todavía me resuena en los oídos después de un año la interpretación de la Pasión según S.Mateo por el Berlin Windsbacher Knabenchor bajo la batuta de Beringer y la música de los Deutsche Kammer-Virtuosen. Qué delicia para todos los sentidos (la vista también disfrutó con su técnica declamatoria). La música de Bach es un aldabonazo para los que creimos en Dios y nos catapulta siempre hacia el espíritu infinito, pero sobremanera esta misa que suelo regalar a mis buenos amigos. Se nos cuela en lo profundo del alma la querencia de que ojalá hubiera existido, pero la soledad más monstruosa ocupa casi todo el espacio, excepto aquel que dejamos invadir por el amor de los más cercanos. El que no ama está solo completamente. Fue bonito mientras duró. De todos modos me doy alguna que otra vez el capricho de reescuchar esta música celestial de una esfera que debería existir. El hombre ha sufrido y batallado tanto y ha encajado los envites del destino con tanta honradez que se lo merecería. Pero la realidad no es nunca superior a sus sueños. No sé por qué de las civilizaciones antiguas -teocráticas todas- nos atraen sus símbolos religiosos, aun cuando ya los hayamos superado porque esa es la verdadera singladura del ser libre: la liberación de un yugo que nos ha esclavizado o castigado. Ulises sufrió el destierro sin retorno durante 10 años por echarle un órdago a Poseidón. ¿El Partenón nos atrae como obra de arte o como símbolo de la religión de una época?. Quiero creer que lo primero, pero hay un embrujo en su atracción que va más allá de Fidias y de Pericles y eso es lo peligroso.
Y, entre otras obras de teatro, nada innovadora y modernizadora -al fin y a la postre todo lo aja el paso del tiempo- pasó "La decente" de Mihura, pero la sola presencia de una estupendísima Victoria Vera, atractiva siempre, intrigante, seductora, con su voz hechizadora y su capacidad envolvente llenó toda la escena auque tenía a su lado a Ana María Vidal y a Manuel Galiana que estuvieron mucho más que correctos. Victoria Vera ha merecido en este país más consideración, porque es de las pocas actrices verdaderas y porque allá donde va avasalla. Otras menos dignas se llevan los honores. Cómo se puede premiar como actriz a una siempre insulsa, dubitante, intranscendente Pene. Acaso porque tiene siglas de ordenador ¡Pordios, pordios! Este mundo va al revés, o lo manejan intereses espurios. Victoria Vera, siempre inteligente, bella pero con esa belleza que transmite la inteligencia, el saber estar, la inmersión en sus personajes, su voz madrileñamente aterciopelada, su agria dulzura de gatita respondona que termina atrayendo como un huracán incontrolado. Ella sola hubiera bastado a ser todas las sirenas que mareaban con su vertiginoso canto al mismo Ulises. Pícara e irónica Vera, podígate más por esta Valencia a la que tánto debes que no habrá Circe que se nos interponga. Aitana Sánchez Gijón y Maribel Verdú también desfilaron por el Olympia, pero mi ausencia de Valencia me impidió asistir, supongo que para desdicha mía.

Thursday, April 09, 2009

4 ABRIL 09: XODOS-SANT JOAN DE PENYAGOLOSA

Como la marcha que ha propuesto Kiquet para este sábado es muy larga (35 km), decido unirme a ellos más adelante en la localidad de Xodos; allí también se unirán Luis Gispert y Riquelme y dos chicas nuevas. A las 11 h. ya estaba yo en Xodos tras casi hora y media de camino y no sé cuántos cambios de carretera. Aviso a Kiquet de mi llegada. Me voy a uno de los tres bares colindantes que tiene este pequeño pueblecito (tres bares, tres) y me pido un bocata de jamón y queso y una San Miguel; rico jamón curado de la zona . En ello estaba cuando me llama Kiquet para ver si puedo ir a recoger a Emilio que se encuentra con problemas y no puede seguir. Aquí se inicia el periplo de mil peripecias, caminos vecinales, preguntas... para intentar llegar a donde están los rezagados. Por fin, doy con la loma Bernat y en su cima la caseta del guarda forestal que por indicaciones topográficas de Mary acierta a saber por dónde paran. Siguiendo sus indicaciones, terminan de ascender la loma y nos vemos en el cruce del PR-33 y la pista de la loma. El malentendido había sido que ellos creían que el coche podía llegar hasta donde estaban porque allí parecía haber un camino que luego se convirtió en un carril pedregoso y estrecho sólo apto para squads. Me llevo a Emilio al pueblo y Mary y Miguel deciden seguir caminando hasta el pueblo. Como la vanguardia ya había llegado a Xodos y había salido rumbo a Sant Joan casi media hora antes, me toca en solitario iniciar la ruta que es casi toda una dura subida. Son las 14 horas. Rematando la subida alcanzo al grupo y ya casi llaneando entre umbrías y arrimos con nieve aún tierna, llegamos a Sant Joan. Nos sentamos en la bancada de su amplia y cubierta barbacoa con los fuegos llameando y comemos nuestros bocadillos compartiendo las degustaciones que unos y otros vamos colocando sobre la mesa. La lluvia menuda que se había iniciado al llegar escampa tras la comida. Visitamos el antiguos beaterio y tomamos un café necesario en el restaurante. Iniciamos la vuelta departiendo amistosamente y ya sin grandes dificultades pues casi toda ella es de bajada hasta Xodos. La consabida foto de grupo y los que teníamos los coches aparcados aquí llevamos a todos hasta Les Useres, dando un rodeo enorme por estar arreglando la carretera, para que recojan los coches los que los habían dejado allí para iniciar la ruta lineal. Y hasta la próxima.