Monday, September 28, 2009

¡QUÉ JODIDA Y PUTA VIDA!

Vuelvo de este largo puente del Pilar en que no he visto la tele ni oído la radio con la noticia de que el Nobel de la Paz se lo han atribuido a un tal Obama (Obama, Osama, Ofama, OhBuana, Osllama, Oscalma, Ohmamma, Afgano, Irakno) ¿Quién es tal pretendiente, oh dioses? ¿Alguien que se ha puesto de escudo entre los asediantes y los asediados en alguna guerra? ¿Alguien que ha negociado todas las paces de todas las guerras en que está inmerso su país? ¿Alguien con un espíritu transparente y desinteresado que está dispuesto a dar la vida por los demas? Aunque tal vez haya ya otro Oswald acechando en la oscuridad de algún rascacielos para repetir aquella tragedia de Dallas; pero en todo caso sería una muerte no pretendida ni anunciada ni intermediada. No, no. ¿Son sus méritos haber sucedido a un servil y odioso Bush? ¿O tal vez se debe su ascenso a ser el presidente de un país al que toda la política internacional teme y ante el que tiembla?. El comité de designación de los JJOO de 2016 ha sido más independiente y menos temeroso al excluir al Chicago capitalizado por el mismo pretendiente de color. Un premio de tan prestigiosa reputación sería entonces el fruto de la mera hipocresía y la falacia. ¿Es por falta de candidatos idóneos? Viendo en la lista a Piedad Córdoba, a Barenboim uno tiene sus dudas. Tal vez a Paris Hilton, porque muchos brutos de la tele, la red y del sexo se quedan en paz después de darse un descanso con ella. A Fidel Castro porque lleva más de 50 años sin guerra en su país –todo un récord- O a la coral universitaria de Valencia que canta todas las navidades su consabida nochedepaz.
Cualquiera puede, cualquiera, aspirar a ese galardón a partir de ahora; cuanto más miserable, mejor. Ese el mensaje que se saca de la concesión del año actual. A este paso el próximo se lo darán a un segundón de pro como es un tal Zapatero, segundón de Felipín a quien imita obsesivamente en sus gestos e inflexiones, aunque con total incapacidad vocabularística; segundón de Obama, que le ha arrebatado una fama que aquél creía merecer por su condición de visionario de las civilizaciones y de la economía de su país, pero para la que tiene menos tirada y postura que el americano; y porque no sabe inglés. Hoy recibe aquel a este. Se le estará cayendo la baba de gusto, lo que no oculta ante las cámaras. La trampa o el precio que habrá que pagar -ya lo veréis- es la cantidad de presos de Guantánamo que se vendrán de vacaciones para este país y la concesión de más de efectivos que se irán al infierno de Afganistán. Esta piltrafa de politiquillos son tan peligrosos como los reaccionarios. Y así este premio que debería ser una propuesta de un ejemplo a seguir y de una personalidad u organización que se deje la piel por llevar a este mundo de violencia in crescendo la verdadera paz, se está cada vez más “llenando de mierda” –en palabras de CJCela, que también pudo haberlo merecido después de escribir su Diccionario secreto. Desde hoy Oh-Bama, te repudio un poco más. Y para los miserables concesionarios de dicho premio, por su parcialidad, su dependencia, su chaquetería, su lameculería... mi más denigrante desprecio.
En homenaje de todos ellos

Thursday, August 20, 2009

CAVE DEAM. LOS ANTIGUOS DIOSES AÚN SE VENGAN

DELOS, la isla donde no se nace ni se muere; la isla de las ofrendas, de los tesoros, del comercio y de la religión griega. Donde Júpiter ocultó el fruto de sus amores adúlteros con Leta. La cuna de Apolo y Artemisa. La llegada a la isla da sensación de tranquilidad y paz. En el mar aún no hiere el meltmen que se levantará en breve y azotará el Egeo durante una semana. Detrás de su puertecito se ven esparcidos a lo largo de la costa los restos de la antigua Delos donde inicialmente estuvieron los templos de ambos dioses, la palmera que los vio nacer y la galería de los repuestos leones estilizados, más asirios que micénicos, que solo necesitan bostezar más que rugir para mantener a los peregrinos a raya. En el centro de la isla, más allá del actual museo, el monte Cinto (Cintos se llamó también la isla en un tiempo). Se distingue claramente la senda escalonada que asciende a su cima. Hace un día de calor sofocante. Después de la visita turística de rigor, de leer los apuntes de las guías, de visitar su no muy refrescante museo -allí al menos no azota el sol de justicia- y de sonreír a algún que otro falo que, como en Pompeya, da noticia del ejercicio de una de las pocas juergas que entonces se podían permitir los humanos y la pasión por excelencia de los dioses -por encima de la bélica-, me decido a ascender a su única altura, el monte Cinto, de apenas 113 metros. El excesivo calor hace proferir alguna que otra injuria; pienso entonces que por qué no volver dicha ofensa contra una divinidad del lugar. Lo propio. Entonces blasfemo "me c* en Artemisa". Apenas había acabado de proferirlo casi me trago el escalón que estaba en esos momentos iniciando; me hubiera dejado los dientes allí. En la bajada perdí mi codiciado gorro con bolsillito, que me resguardaba de la furia de Apolo. Tal vez volado por el ímpetu de su soplo aniquilador. Oh, dioses, perdonad los improperios de este atrevido humano que os creía bien dormidos en la vorágine de la historia. La furia que arrasó Troya aún persiste; y no hay mayor ofensa para un dios griego que el que se le desconsidere. Pienso en Ulises; su órdago a Poseidón le supuso un destierro de diez años de su patria y de los abrazos de su excelsa mujer Penélope (aunque bien sustituidos por los abrazos abrasivos de Circe). A la vuelta a Mykonos temí que mi barco también se fuera a perder en las procelosas y espumosas aguas egeas y me viera privado de mi patria y mi familia por otros diez años. Arriba del monte Cinto el viento soplaba con rigor y era casi imposible mantener la posición; a sus pies la calma era absoluta. A solo cien metros de vuelo los dioses ya hacen alarde de su poderío. Todo el monte estaba sembrado de fitas de piedrecitas con que los abstrusos turistas intentan eternizar su paso por la isla. Me abstuve por no dar más motivos a Artemisa para su furia. Y por no ser un necio turista más.

Tuesday, August 18, 2009

CAMINATA OIA-IMEROVIGLI-FIRA-KARTERADOS


MARTES 28 JUL 09


El día había sido glorioso: en barco del puerto de Fira a Athinios Limani (el puerto principal de Santorini; puerto se dice en griego “limani”). De aquí una vuelta por la caldera. Primero el cráter de Nea Kameni, luego los “hot springs” de Palia Kameni. Luego, Thirassia, el muro perdido en el mar de la gran caldera. Por fin, Oia (pronúnciese Ía), el lugar privilegiado de las Cícladas para ver puestas de sol. Dejé el barco en el puertecito de pescadores en la base de su inmenso acantilado donde aparece el pueblo como nieve de invierno colgado cual nido de buitre en su alta pared. Para salvar el desnivel no queda más remedio que ascender sus 700 escalones tratando de esquivar al mulerío que baja y sube con turistas a lomos. Eran las 17:45 horas cuando ya en Oia me dediqué a preguntar si había alguna ruta que fuera cresteando hasta Fira para hacerlo a pie. Casi nadie se aventuraba a decir la posibilidad de una ruta. Por fin, saliendo de Oia por la calle más occidental di con un descampado y acertó a pasar por allí una furgoneta. El conductor sí sabía de dicha ruta que me indicó pero avisándome de no iniciarla a estas horas (eran ya las 18:00) pues se podía echar la noche encima y la visibilidad del camino es nula. Aún así lo intenté. Tenía por delante 10 kilómetros de sube y baja, al compás del propio acantilado o paredón de toda esta parte norte de la isla. Fue un acierto iniciarlo. Empecé ascendiendo hasta un monte culminado por una iglesia ortodoxa (te las puedes encontrar por doquier y las hay a cientos; a lo largo del camino me topé con una docena). El recorrido está en su mayor parte delimitado por unos muros de piedra y su firme es a base de empedrado o de tierra pisada. Hacer por las cumbres el paseo de la hoz que parte desde el cabo Mauropetra al norte hasta el cabo Troulos a la altura de Imerovigli es un regalo excepcional que completa de arriba abajo la visión de la isla que se tiene de abajo arriba cuando se arriba en barco desde Naxos dejando pasmados y expectantes en cubierta a la totalidad del pasaje del barco; las tierras oscuras de antiguas lavas volcánicas, las hierbas aromáticas, sobre todo orégano –allí casi todo en el monte lo es- los lagartos solazándose al sol de la arena negra, las siemprevivas, las pandas blancas de sus ermitas, sus cúpulas azules; ver el mar a derecha e izquierda en el estrechamiento del norte de la isla como una cola de dragón serpenteante y durmiente, contemplar el tráfico no muy abundante pero caótico que transcurre por la carretera, cruzarse con los últimos romeros que hacen la ruta inversa a la mía y que ya van llegando a Oia, dejarse cegar por los colores blanco y pastel de las calles y las casas. A veces el camino se convierte en una escalera. La vista casi siempre a la derecha adonde está el verdadero espectáculo. Pasar por pueblecitos blancos y poco habitados: Finikia, Imerovigli (donde tuve que proveerme de agua en un mikro-market, pues se me había terminado) y desde allí hasta Firostefani y Fira un arriate interminable de chalets de lujo y urbanizaciones de más categoría para el privilegio de los que pueden permitirse las vistas de la caldera y del sol atardeciendo el mar de un azul intenso y puro. Algún que otro paseante de perros (afganos y razas dignas). Alguna que otra chica en forma haciendo footing. En solitario casi toda la ruta. Ruta fácil, por cierto, que se hace a un ritmo más lento de lo normal por lo espectacular del trayecto. Muchas simas se abren a plomo sobre el desnivel al mar casi a pie del camino. La entrada en Fira por la calle alta donde se concentra el turista para ver la puesta del sol. Atravesar la ciudad de norte a sur para salir a la carretera que lleva a Karterados donde está el hotel. Una refrescante ducha para volver a Fira a disfrutar de la vida nocturna y de su tráfico de tendeantes y el desfile de sus esculturales figurines (ellos y ellas) con una capa más de sol bronceando sus pieles brillantes. La luna sustituye al sol y lanza su mirada lánguida sobre las lucecitas de las calles abalconadas que parecen desplomarse sobre un mar sin fondo mientras desde los restaurantes con vistas las parejas silencian sus diálogos para dejarse invadir por el silencio y el misterio de todo el entorno. Uno la experiencia de estos atardeceres mágicos a otros como en Jerusalem desde el memorial del Holocausto (Yad Vashem or Hill of Remembrance) o desde Einkerem; en Bergen desde la colina de Floyen. Atardecer en Toledo desde el cigarral de Menores; atardecer desde cala Pi en el mar de Mallorca o atardecer en la Calderona desde el mirador de mi casa. El sol como óbolo que se aloja en la hucha del horizonte; el sol que se compenetra con el paisaje arcilloso como una pátina de oro. Sol, tierra, mar y aire -jugando a inventar los "arjai" de mi mundo.
Se dice como tópico de Santorini que en ella hay más vino que agua, más acémilas que personas y más iglesias que casas. Yo también advertí que en las islas griegas no hay tejas. Las únicas que hallé fueron las de la techumbre de la iglesia Hekatontapyliani (la de las cien puertas) de Parikia. Me gustaría saber si Homero alguna vez las nombra en su obra. La terraza es la exclusiva cubierta de las casas y a veces la bóveda de cañón encalada de blanco por fuera, a la postre una rememoración del barco -auténtico hogar del griego antiguo- . Pero hay viento y mar y el eco lejano de los navegantes que como Ulises y Jasón y sus Argonautas añoran el agua como singladura. Su patria es el mar y no la tierra. Hoy ante tanto alquitrán occidental se desesperarían hasta poder como antaño y a la vista de los océanos gritar de entusiasmo: "Thalassa, thalassa".
Duele ver estos días toda la zona circundante de Atenas calcinada por las llamas que han amenazado también Marathon -un enclave único de la proeza humana hacia su libertad- y quién sabe si a este paso también la excelsa acrópolis. Las llamas pueden degenerar en un ciclópeo desastre cultural. Sería lamentable. Nos quedaría el único refugio del mar. Allí no hay incendios. Los pueblos mediterráneos no somos un buen garante de custodia de legados culturales. Nuestra sangre es demasiado caliente y necesita de pulsiones más acaloradas para incendiarse y comenzar a rodar, a defender, a luchar. España, Italia, Grecia somos veneros de luchas civiles más que mantenedores de cultura. Y es una pena que habiendo sido en torno nuestro donde se han dado los más altos designios de cultura y humanización, no poseamos la misma energía para defenderla del paso del tiempo. Somos principalmente museos de ruinas. El Prado, la gran excepción, ¿por cuánto tiempo se librará aún de algún cortocircuito, bomba atómica o atentado terrorista? Espero que nos colonicen pronto seres de otra galaxia y puedan congelar en una burbuja la poca sensatez que aún nos queda.

Tuesday, August 11, 2009

FOTOS DE LA RUTA OIA-FIRA

























































































































































CAMINATA OIA-FIRA EN SANTORINI

MARTES 28 JUL 09

El día había sido glorioso: en barco del puerto de Fira a Athinios Limani (el puerto principal de Santorini; puerto se dice en griego “limani”). De aquí una vuelta por la caldera. Primero el cráter de Nea Kameni, luego los “hot springs” de Palia Kameni. Luego, Thirassia, el muro perdido en el mar de la gran caldera. Por fin, Oia (pronúnciese Ía), el lugar privilegiado de las Cícladas para ver puestas de sol. Dejé el barco en el puertecito de pescadores en la base de su inmenso acantilado donde aparece el pueblo como nieve de invierno colgado cual nido de buitre en su alta pared. Para salvar el desnivel no queda más remedio que ascender sus 700 escalones tratando de esquivar al mulerío que baja y sube con turistas a lomos. Eran las 17:45 horas cuando ya en Oia me dediqué a preguntar si había alguna ruta que fuera cresteando hasta Fira para hacerlo a pie. Casi nadie se aventuraba a decir la posibilidad de una ruta. Por fin, saliendo de Oia por la calle más occidental di con un descampado y acertó a pasar por allí una furgoneta. El conductor sí sabía de dicha ruta que me indicó pero avisándome de no iniciarla a estas horas (eran ya las 18:00) pues se podía echar la noche encima y la visibilidad del camino es nula. Aún así lo intenté. Tenía por delante 10 kilómetros de sube y baja, al compás del propio acantilado o paredón de toda esta parte norte de la isla. Fue un acierto iniciarlo. Empecé ascendiendo hasta un monte culminado por una iglesia ortodoxa (te las puedes encontrar por doquier y las hay a cientos; a lo largo del camino me topé con una docena). El recorrido está en su mayor parte delimitado por unos muros de piedra y su firme es a base de empedrado o de tierra pisada. Hacer por las cumbres el paseo de la hoz que parte desde el cabo Mauropetra al norte hasta el cabo Troulos a la altura de Imerovigli es un regalo excepcional que completa de arriba abajo la visión de la isla que se tiene de abajo arriba cuando se arriba en barco desde Naxos dejando pasmados y expectantes en cubierta a la totalidad del pasaje del barco; las tierras oscuras de antiguas lavas volcánicas, las hierbas aromáticas, sobre todo orégano –allí casi todo en el monte lo es- los lagartos solazándose al sol de la arena negra, las siemprevivas, las pandas blancas de sus ermitas, sus cúpulas azules; ver el mar a derecha e izquierda en el estrechamiento del norte de la isla como una cola de dragón serpenteante y durmiente, contemplar el tráfico no muy abundante pero caótico que transcurre por la carretera, cruzarse con los últimos romeros que hacen la ruta inversa a la mía y que ya van llegando a Oia, dejarse cegar por los colores blanco y pastel de las calles y las casas. A veces el camino se convierte en una escalera. La vista casi siempre a la derecha adonde está el verdadero espectáculo. Pasar por pueblecitos blancos y poco habitados: Finikia, Imerovigli (donde tuve que proveerme de agua en un mikro-market, pues se me había terminado) y desde allí hasta Firostefani y Fira un arriate interminable de chalets de lujo y urbanizaciones de más categoría para el privilegio de los que pueden permitirse las vistas de la caldera y del sol atardeciendo el mar de un azul intenso y puro. Algún que otro paseante de perros (afganos y razas dignas). Alguna que otra chica en forma haciendo footing. En solitario casi toda la ruta. Ruta fácil, por cierto, que se hace a un ritmo más lento de lo normal por lo espectacular del trayecto. Muchas simas se abren a plomo sobre el desnivel al mar casi a pie del camino. La entrada en Fira por la calle alta donde se concentra el turista para ver la puesta del sol. Atravesar la ciudad de norte a sur para salir a la carretera que lleva a Karterados donde está el hotel. Una refrescante ducha para volver a Fira a disfrutar de la vida nocturna y de su tráfico de tendeantes y el desfile de sus esculturales figurines (ellos y ellas) con una capa más de sol bronceando sus pieles brillantes. La luna sustituye al sol y lanza su mirada lánguida sobre las lucecitas de las calles abalconadas que parecen desplomarse sobre un mar sin fondo mientras desde los restaurantes con vistas las parejas silencian sus diálogos para dejarse invadir por el silencio y el misterio de todo el entorno. Uno la experiencia de estos atardeceres mágicos a otros como en Jerusalem desde el memorial del Holocausto (Yad Vashem or Hill of Remembrance) o desde Einkerem; en Bergen desde la colina de Floyen. Atardecer en Toledo desde el cigarral de Menores; atardecer desde cala Pi en el mar de Mallorca o atardecer en la Calderona desde el mirador de mi casa. El sol como óbolo que se aloja en la hucha del horizonte; el sol que se compenetra con el paisaje arcilloso como una pátina de oro. Sol, tierra, mar y aire -jugando a inventar los "arjai" de mi mundo.
Se dice como tópico de Santorini que en ella hay más vino que agua, más acémilas que personas y más iglesias que casas. Yo también advertí que en las islas griegas no hay tejas. Las únicas que hallé fueron las de la techumbre de la iglesia Hekatontapyliani (la de las cien puertas) de Parikia. Me gustaría saber si Homero alguna vez las nombra en su obra. La terraza es la exclusiva cubierta de las casas y a veces la bóveda de cañón encalada de blanco por fuera, a la postre una rememoración del barco -auténtico hogar del griego antiguo- . Pero hay viento y mar y el eco lejano de los navegantes que como Ulises y los 10 Argonautas añoran el agua como singladura. Su patria es el mar y no la tierra. Hoy ante tanto alquitrán occidental se desesperarían hasta poder como antaño y a la vista de los océanos gritar de entusiasmo: "Thalassa, thalassa".
Duele ver estos días toda la zona circundante de Atenas calcinada por las llamas que han amenazado también Marathon -un enclave único de la proeza humana hacia su libertad- y quién sabe si a este paso también la excelsa acrópolis. Las llamas pueden degenerar en un ciclópeo desastre cultural. Sería lamentable. Nos quedaría el único refugio del mar. Allí no hay incendios. Los pueblos mediterráneos no somos un buen garante de custodia de legados culturales. Nuestra sangre es demasiado caliente y necesita de pulsiones más acaloradas para incendiarse y comenzar a rodar, a defender, a luchar. España, Italia, Grecia somos veneros de luchas civiles más que mantenedores de cultura. Y es una pena que habiendo sido en torno nuestro donde se han dado los más altos designios de cultura y humanización, no poseamos la misma energía para defenderla del paso del tiempo. Somos principalmente museos de ruinas. El Prado, la gran excepción, ¿por cuánto tiempo se librará aún de algún cortocircuito, bomba atómica o atentado terrorista? Espero que nos colonicen pronto seres de otra galaxia y puedan congelar en una burbuja la poca sensatez que aún nos queda.

Tuesday, July 07, 2009

PÁGINA DE JAZZ A GO-GO. ENJOY!

LANG LANG -Ruptura y genialidad en el pianismo moderno-

ADIÓS AL CUERVO LÓPEZ

A veces encuentra uno blogs que son una auténtica delicia. Una de ellas era el Blog del Cuervo López Cultura, música (predilección por Mahler en sus múltiples facetas e interpretaciones), comentarios generales, política argentina. El cuervo se ha ido y ya no le volveremos a oír graznar. Adiós, Cuervo. Que esa eternidad de silencio y soledad que ahora habitas siga alimentando tu recuerdo con la palabra y la música que aquí nos dejas. Siento la pérdida de tu amistad anónima. Feliz vuelo, Cuervo.

Otra página que tenía un atractivo especial, libertaria, transgresora, cultural y culta era http://www.elagoradeatenas.blogspot.com/ pero ha sido borrada no sé por qué extraños misterios. Sic transit gloria mundi.

Tuesday, June 30, 2009

POR FIN LOS SEIS JUNTOS


















Tuvo que ser un festejo (el bautizo de Marcos, hijo de David y de Raquel y nieto de Pedro) el que por fin nos juntara a todos los hermanos por primera vez. La víspera me alojé donde Pedro después de no sé cuántos vericuetos para llegar a su casa hasta que Pedro y Raquel me rescataron de mi extravío por algún sitio del Parque Coimbra. Estaban Rosi, sus padres y Paula, la otra nieta, pensando ya en el color de sus uñas para la ceremonia. Por la noche se acercaron Víctor y Juan con sus respectivas. Tomamos unas raciones de quesos, foie-gras, jamón, chorizos y más fiambres, regados con cerveza y chupitos con que nos obsequió Pedro en una terraza al aire fresco de la noche. Algo de sobremesa y a las 2 de la noche nos íbamos a dormir. Al día siguiente la marabunta: vestirse y acicalarse, reunirse y ya todos de postín llegar a un lugar mágico como es el pueblo de Navalcarnero. Las gentes del lugar se desparramaban por sus calles peatonales y soportales de vetustas y bien cuidadas casas solariegas en el mercadito de artes de mantelería (encajes, bolillos). El enorme volumen de su iglesia de estilo castellano se expandía alrededor de su torre mudéjar rematada con chapitel escurialense de pizarra. Ceremonia larga con ocho bautizos entre el altar y la capilla plateresca de su virgen. David, el padre de la criatura, estuvo omnipresente y atento a todos los movimientos de la comitiva como después en el banquete y atentísimo para con su hijo. Departimos a la entrada y a la salida. Y de nuevo en marcha para ir al banquete en Móstoles (¿o era ya Fuenlabrada?). Surtido banquete en comer y beber. Seguía insistiendo David en que pidiéramos a discreción. La sobremesa esta vez se hizo larga sin darnos cuenta; tánto había que comentar. Se terminaba a las 8 de la tarde con la partida de los demás hermanos. Yo me quedé un rato con familiares y amigos de Rosi y Pedro hasta que una hora más tarde también tocaba regreso. Me cambié para el viaje de vuelta a Valencia que, tras perder el hilo de la M50, me llevó por su hermana menor la M30 al mismísimo centro de Madrid; eso es que yo tenía querencia inconsciente, pero a esas alturas del día y del cansancio me supuso un retraso de más de una hora. Gracias, Pedro y Rosi, por vuestra acogida y cariño. Gracias a Paula por sus gracias y decires con que nos ha encandilado a todos. Gracias, David y Raquel, por vuestra constante atención. Gracias a todos. Esta fiesta no la olvidaremos. Espero que se prolongue en Salillas dentro de dos semanas.

Wednesday, May 20, 2009

RECAPITULANDO

En estos momentos en que el recuerdo de quien me dio inmerecida y misericordemente el ser planea sobre mi cabeza por circunstancias, mi homenaje se traslada a la música y pongo en el pick-up de mi ordenador la música que prefería, Swan Lake, en este caso por Charles Dutoit, majestuosa, elegante. La orquestación de Tchaikovsky alcanzas cotas de genio; me llama siempre la atención el efecto del flautín en la segunda pieza, un vals. Y como quedé en comentar algunos hechos culturales que acaecen por aquí de vez en cuando, me pongo manos a la obra. Pasó Paul Lewis por el Palau de la Música con una espléndida y poderosa interpretación de los impromptus D 935 de Schubert y de las Variaciones Diabelli de Beethoven. La magia del piano se alía con el poder absorbente de una interpretación segura y consistente, elegante y fruto de mil horas de ensayar a solas, de reinterpretación de la experiencia de estos dos compositores -tan cercanas- de explotar los elementos armónicos del instrumento y hasta incluso de innovar en sonido, aunque siempre éste apoyado en los pedales. Me extrañó, sin embargo, la exclusiva y machacona tendencia a usar el pedal derecho. A Joao Pires la escuché en una ocasión otra interpretación del mismo Schubert con escasa asistencia de dicho pedal. Eso requiere el máximo dominio de la técnica: el legato perfecto. En el caso de Paul Lewis es sorprendente que ni una sola vez pisó el pedal medio. Si puedo con ello, intentaré ver si la obra no lo requiere o es un "debe" de muchos pianistas. Asombrosa la capacidad de memorizar del pianismo actual. Recuerdo aún, después de años, la simbiosis con el instrumento de uno de sus maestros, Alfred Brendel, interpretando Kreisleriana de Schumann. Pasó también por el mismo escenario Frans Brügger con la "misa en si menor" de Bach, pero no pude asistir ¡pena! Todavía me resuena en los oídos después de un año la interpretación de la Pasión según S.Mateo por el Berlin Windsbacher Knabenchor bajo la batuta de Beringer y la música de los Deutsche Kammer-Virtuosen. Qué delicia para todos los sentidos (la vista también disfrutó con su técnica declamatoria). La música de Bach es un aldabonazo para los que creimos en Dios y nos catapulta siempre hacia el espíritu infinito, pero sobremanera esta misa que suelo regalar a mis buenos amigos. Se nos cuela en lo profundo del alma la querencia de que ojalá hubiera existido, pero la soledad más monstruosa ocupa casi todo el espacio, excepto aquel que dejamos invadir por el amor de los más cercanos. El que no ama está solo completamente. Fue bonito mientras duró. De todos modos me doy alguna que otra vez el capricho de reescuchar esta música celestial de una esfera que debería existir. El hombre ha sufrido y batallado tanto y ha encajado los envites del destino con tanta honradez que se lo merecería. Pero la realidad no es nunca superior a sus sueños. No sé por qué de las civilizaciones antiguas -teocráticas todas- nos atraen sus símbolos religiosos, aun cuando ya los hayamos superado porque esa es la verdadera singladura del ser libre: la liberación de un yugo que nos ha esclavizado o castigado. Ulises sufrió el destierro sin retorno durante 10 años por echarle un órdago a Poseidón. ¿El Partenón nos atrae como obra de arte o como símbolo de la religión de una época?. Quiero creer que lo primero, pero hay un embrujo en su atracción que va más allá de Fidias y de Pericles y eso es lo peligroso.
Y, entre otras obras de teatro, nada innovadora y modernizadora -al fin y a la postre todo lo aja el paso del tiempo- pasó "La decente" de Mihura, pero la sola presencia de una estupendísima Victoria Vera, atractiva siempre, intrigante, seductora, con su voz hechizadora y su capacidad envolvente llenó toda la escena auque tenía a su lado a Ana María Vidal y a Manuel Galiana que estuvieron mucho más que correctos. Victoria Vera ha merecido en este país más consideración, porque es de las pocas actrices verdaderas y porque allá donde va avasalla. Otras menos dignas se llevan los honores. Cómo se puede premiar como actriz a una siempre insulsa, dubitante, intranscendente Pene. Acaso porque tiene siglas de ordenador ¡Pordios, pordios! Este mundo va al revés, o lo manejan intereses espurios. Victoria Vera, siempre inteligente, bella pero con esa belleza que transmite la inteligencia, el saber estar, la inmersión en sus personajes, su voz madrileñamente aterciopelada, su agria dulzura de gatita respondona que termina atrayendo como un huracán incontrolado. Ella sola hubiera bastado a ser todas las sirenas que mareaban con su vertiginoso canto al mismo Ulises. Pícara e irónica Vera, podígate más por esta Valencia a la que tánto debes que no habrá Circe que se nos interponga. Aitana Sánchez Gijón y Maribel Verdú también desfilaron por el Olympia, pero mi ausencia de Valencia me impidió asistir, supongo que para desdicha mía.