Friday, August 09, 2013

DE RONDA POR TOLEDO 3

TOLEDO 8-8-13


 

 

 

 

 

 

 

 

 


 
 

 
























Cojo el autobús de las 16:30 Polán-Toledo. Aún deteniéndose en Guadamur con su espléndido castillo, apenas le cuesta unos veinte minutos. Subo por el mismo camino de siempre entrando por la Puerta Nueva hacia la calle de Gerardo Lobo donde está la subida mecánica hasta la calle de las Armas. Gerardo Lobo tiene una piedra granítica conmemorativa de su actividad poética en un mirador que hay a unos pocos metros de su calle con vistas sobre la Antequeruela y la Huerta del Rey. Doy un breve paseo por el Miradero y me acerco hasta el Alcázar –edificio que suelo evitar en mis visitas por su infausto recuerdo- Acaban de cerrar el museo del ejército y por tanto su visita; mejor, el domingo es gratuita e intentaré visitarlo venciendo mis reparos. Hace mucho tiempo que no he entrado en su recinto. Pero siento curiosidad por la biblioteca que hay instalada en su penúltima planta (la octava), aunque antes me allego hasta la novena y descubro en un espacio cuadrado mínimo una cafetería con vistas. Es el punto más alto de la ciudad y la vista se extiende por tres balcones a casi toda ella. Hay que joderse, los tres puntos más altos de Toledo son El Alcázar, la catedral y la iglesia de los jesuitas (San Ildefonso). Dos de ellos sobran, qué se le va a hacer. Pero hay que reconocer que es un lujazo. Así que me pido un refresco y dilato mi estancia en la cafetería. Me quedo solo con el camarero que vive en Burguillos. No es de Toledo y no le gusta la ciudad porque a partir de las ocho no hay nada que hacer en ella. Afortunadamente. Bajo un tramo de escalera hasta la biblioteca. Pido dos libros para hojear allí mismo: “Breve historia de Toledo” de Leblic y Toledo Olvidado. He contactado con el autor del segundo libro antes de venir por estas tierras y me he hecho micromecenas para que pueda publicar el segundo libro. Es una publicación ilustrada grande con fotos históricas del Toledo antiguo, original, en muchos casos desaparecido. Ese mecenazgo me supone la entrega del libro allá por Navidad cuando esté publicado y la consignación en el mismo de mi nombre como mecenas. ¡Quién lo hubiera imaginado! Tras mi bajada doy un paseo por las callejuelas que hay en el costado sureste: la plaza del Seco, la calle del Cristo de la Calavera, el callejón de los Niños hermosos (para inventar calles y nombres de las mismas Toledo se las pinta solo). Aparezco en la plaza de los santos Justo y Pastor justo en el preciso instante en que el párroco abre la iglesia. Esta desconocida tiene varios puntos de interés aparte de su suelo hundido en varios tramos de su perímetro. Un ábside mudéjar con arcos de medio punto y arcos de herradura enmarcados por arcos polilobulados (lo usual del mudéjar) Una pila bautismal que creo han posicionado en una capilla cuando antes estaba a la entrada. Y la capilla mozárabe del Corpus Christi del s.XIV con arrocabes y filigranas árabes de un gusto, colorido y riqueza inigualables “cinco arcos angrelados, con mocárabes y yeserías policromadas; original techumbre de madera con lazo aoctogonal; azulejos de los siglos XV-XVI” dice una de mis guías. Es la capilla del lado del evangelio. En la de la epístola esta enterrado Juan Guas, arquitecto de San Juan de los Reyes –donde se casó Miguel. La plaza de San Justo ha sido y está siendo urbanizada; tiene ahora una estupenda fuente con cuatro caños –hay que comerse un cocido en la Gran Montería antes para poder apretarlos- pero de las que funcionan. Unos bancos a la sombra de su breve arboleda. Desde allí se contempla una postal de la torre de la catedral. Vuelvo por la calle de Sixto Ramón Parro (a espaldas de la catedral) y donde está la casa donde vivió y escribió su ingente “Toledo en la mano”. Y como se va echando la hora encima, me paso por la calle de Martín Gamero donde está la librería Hoja Blanca y me compro, pues el libro de historia de Toledo que he consultado en el Alcázar. 25 eurillos, que sumados a los del libro de la catedral que ni cuento, y a los otros tantos que llevo en librerías últimamente con tema toledano… Inma me echará de casa. Y me digo ¿para qué quiero yo el ebook? Es que claro… estos libros no están disponibles o mínimamente accesibles en esos cacharros, así que a gastar… Con mi regalazo en la mano vuelvo por Zocodover a la estación de autobuses, pero aún me queda tiempo para acercarme a la orilla del Tajo donde han colocado una esbelta y grácil noria y donde el río aún sereno no ha entrado en el torno de la ciudad que le aprieta y aturulla como un corsé. Allí donde Garcilaso se llevaba a su amada a holgar y a fumarse su porro de entonces que le hacía ver ninfas bañándose en el río por doquier. En el autobús de vuelta dos mujeres comentan detrás de mí con ese lenguaje típico de los “bolos” sobre una amiga común fallecida hace poco con palabras como “ceática”, “hermosa”, “anda conque…” “muchacha”. El de al lado también comenta sobre una defunción con una conocida dos asientos más adelante. Tocaremos madera. Así llego a Polán, comarca de la Sisla, aunque la mayoría la incluyen en la de los Montes de Toledo. El día que llegué había una furgoneta aparcada enfrente de casa pero sin invadir el acceso al garaje. Cuando estaba preparando la cena llegó el propietario, que es un vecino y la retiró; al momento se presenta en la puerta y me dice por la ventana de la cocina que abra. Me da un melón y me dice que perdone por las molestias de aparcar en la fachada de mi casa. Me quedo sin saber qué contestar. Al día siguiente me pasé por su casa, estaba su suegra y le dije que la calle no es mía que puede aparcar a sus anchas. Así es esta gente que estoy descubriendo. Por cierto, el melón es el mejor que he comido en todo el verano. Como el libro de la catedral no me lo he traído por su peso, he  comenzado a leer la historia de Toledo. Antes de los romanos vivían por estos pagos los carpetanos (pueblos iberos); cultivaban vid, olivos y mies. Eran buenos y robustos luchadores y servían de mercenarios a los cartagineses y a veces se atrevían a enfrentarse con ellos. Luego vinieron los romanos y la jodieron. Así que somos una mezcla de carpetanos y romanos que luego se difuminó con sangre visigótica y árabe. Seguro que había más sangre carpetana en la familia de mamá, con desgraciadas excepciones, que de las otras razas.

Friday, May 03, 2013

THE LEGEND OF THE GLASS MOUNTAIN BY NINO ROTA

WONDERFUL MUSIC FOR A TEMPTING STORY. I WONDERED SOME ARTICLE BACK IF IT WAS POSSIBLE TO HAVE TWO WIFES AT A TIME AND NOT TO DIE IN THE TRY AND ILLUSTRATED IT WITH SOUTH AMERICAN MUSIC.
READ THE LEGEND OF THE FILM AS YOU LISTEN TO THE MUSIC.

Wednesday, December 02, 2009

VÍCTOR JARA, 36 AÑOS DESPUÉS

1973. Mis comienzos universitarios. Recuerdo mi efervescencia revolucionaria en aquellos años anteriores de ascenso social y político de Allende y de las voces que en Suramérica le anticipaban o anunciaban, sobre todo los cantautores chilenos y argentinos que propugnaban una recuperación folklórica de su música y poesía voceando la justicia social y la igualdad de los trabajadores. Todo aquello lo sajó de un tajo un largo y cruento golpe de estado. Países hermanados seguían el ejemplo de la madre patria en el 39. Y allí se acabó una brizna de libertad y esperanza naciente que hubiera podido precipitar aún más la decadencia de nuestro decrépito régimen. Luego, lo consabido. La dictadura todo lo tizna y contagia de un rencor sumergido que no halla otra salida que los mil planes posibles para abatirla, siempre en lucha permanente con el otro, con el de la otra ideología, con el que humilló su cerviz a costa de su libertad y a ganancia de su felicidad material y su tranquilidad de no ser investigado o perseguido. Y de ahí sólo nace otra lucha ronca y subterránea que nunca converge con ninguna otra corriente. El vacío, la desilusión, el refugio en el yo propio, en la intimidad personal y que el mundo se despeñe por donde le plazca. Y la esperanza casi inútil de una justicia a largo plazo que pueda traer cierta serenidad a los ánimos de los familiares de represaliados. Las madres de mayo argentinas, los familiares de desaparecidos en Chile, las fosas comunes, los tiros a ruleta rusa, los empujones desde los vuelos de la muerte hacia un mar inmisericorde de donde no cabe rescate posible. El sufrimiento multiplicado por mil e inútil del hombre por el hombre. Cualquier filosofía y teología se queda corta para explicar esta persecución sin fin. Hoy sorprende y asquea este comportamiento. Hay ejemplos inmediatos, aún ahora, de comportamientos abominables individuales de lo que podemos ser. Nadie podría después de tanto mal amontonado año tras año y siglo tras siglo aseverar que nada de lo que se ha producido no se volverá a producir. Vivimos en nuestra pequeña tregua de exclusión de guerra y persecución; pero en muchos lugares de este mundo eso nunca se ha producido y en los que está más o menos instalado ¿por cuánto tiempo? La desolación y la provisionalidad, junto con la desconfianza en el hombre, anegan el sentimiento de pesimismo. La recuperación del pasado, la justicia tardía y contra nadie, pero justicia al fin, nos reconcilia con lo mejor de ese sentimiento, aunque el odio innato no pueda contenerse por haber dado en alguno de sus blancos. Pero no es el odio cumplido el que nos ennoblece. Es la culminación de alguna sombra de justeza en el convencimiento de lo que nunca debiera haber sucedido. Divagaría así por rutas inexploradas de las que tal vez solo yo podría dar cuenta en un monólogo alocado e insensato… Pero la recuperación de los restos de Víctor Jara, con el que tanto cantamos, remedando a Miguel Hernández, me reconcilia con el otro Pedro, aquel ser noble, ingenuo y convencido de cierta fuerza para cambiar un mundo que siempre repugna al que empieza a pensar. Por eso, yo también pienso que sería necesario recuperar e identificar los restos de García Lorca y de tantos otros. Saldrían así a la luz muchos fantasmas del pasado. A los verdugos… el olvido más absoluto que acalla al menos al rencor y a la exclusión del perdón.
No me deja indiferente, no, la recuperación de su memoria. De Víctor Jara nos queda aún su voz firme y esperanzada. Y la melodía de aquella Amanda que iba a verse cinco minutos con su amado a la fábrica tal vez a acercarle la merendera con el bocado de cada día.

"I am moved more and more by what I see around me...the poverty of my own country, of Latin America and other countries of the world; I have seen with my own eyes memorials to the Jews in Warsaw, the panic caused by the bomb, the disintegration that war causes to human beings and all that is born of them...But I have also seen what love can do, what strength of a person who is happy can achieve. Because of all this, and because above all I desire peace, I need the wood and strings of my guitar to give vent to sadness or happiness, some verse which opens up the heart like a wound, some line which helps us all to turn from inside ourselves to look out and see the world with new eyes." (De una entrevista a Víctor Jara)