Amigo Jesús Velázquez. Me alegré de poder conversar unos minutos contigo el otro día. No voy a negar ahora que desde siempre has sido algo referente de los compas de estudios. De niños, un referente estético: tu manera de vestir o de andar que ya he referido antes en estas páginas; tus preferencias deportivas y tu prurito de hablar con la palabra justa y más sobresaliente. Defendía el ahora olvidado Aranguren en su Ética que todo comportamiento ético es estético con aquella sentencia suya de que no vale ser bueno, hay que parecerlo. Veo que aquella ética ha evolucionado solidariamente a un comportamiento reivindicativo de clase, lo que conlleva problemas añadidos que se suman a la crisis. Que el 2009 nos libre por fin de ella. Espero que de todo esto podamos hablar pausadamente un día. Te recordaba que dijiste tener un gato cuando referías la composición de tu familia, gato que ya desafortunadamente no está. Releyendo hace poco unas páginas poéticas de mi juventud que recojo en unos apuntes publicados solo para mí que se llaman "Primicias" -páginas iniciales e iniciantes de una trayectoria poética que no cuajó, al hilo de las reflexiones filosóficas de Totana y de las ascéticas de Ollería- Pues bien, en dicho recopilatorio con el número 29 aparece una elegía a mi manera por la muerte de un gato al que yo tenía un cariño especial en Totana y tambén un suelto sobre otro gato al que cobré cariño en Ollería y cuya desaparición me dolió bastante; a pocas cosas nos dejaban aficionarnos y cuando las perdíamos el sentimiento de su pérdida era fuerte. Recordará Valentín cómo él y yo tuvimos un perro, "Canelo", en la etapa de noviciado. Como aquel año nevó, dicho día disfrutamos los tres más de lo que la voluntad coercitiva e imperativa de la inquisición conventual aceptaba. Al día siguiente velada y cobardemente, como se hacían casi todas las cosas por entonces (la valentía no ha sido precisamente nuestro fuerte) el maestro de novicios se deshizo de Canelo llevándoselo en el 4R posiblemente a Játiva y soltándolo por allí. Y dio la callada por respuesta. Era una tajante medida con que cercenar un "gusto" que no debe darse cualquier fraile que se precie: la afición a nadie ni a nada. A fuerza de esos hachazos despiadados nos hemos y nos han forjado, siempre a cuestas de renuncias. No sé si somos normales, ¿pero cómo lo hemos conseguido? Qué heroicidad. Mientras tanto, en las paredes de nuestros refectorios Francisco de Asís acariciaba a un lobo o le daba por exaltar a las criaturas y llamarlas hermanas. Pero este era un loco de cuidado, ejemplo sólo de caricatura. Decía que el poema 29 expresaba con cierta "humoresque" la pérdida irreparable de algo a lo que se había aficionado mi corazón débil; el segundo poemilla lo expresa más místicamente. Transcribo ambos y se los dedico a tu gato, amigo Jesús. Poseo una foto con el gato de Ollería, si la encuentro con ella ilustraré esta colaboración. Si hacemos una somera crítica literaria, dadas las circunstancias, los primeros versos son estéticos, rubendarianos; los segundos, místicos, a lo Juandelacruz. En el fondo yo fui un alumno aventajado de las doctrinas que se nos impartían; lo demás, pura retórica, puro bocazas. Es curioso cómo se podría seguir mi evolución gracias al hecho de consignar las fechas. Del origen de mi "vocación" poética ya hablaré un día largo y tendido, si es que como creo esta página se va a quedar sólo para mis veleidades. A propósito, esta intervención viene a cuento de que Jesús me dijo que de cuando en cuando le daba por pinchar en el blog; para no defraudar tus intentos seguiré colaborando.
29. SONATINA
Mañana triste de lluvia,
se imple el jardín de romero.
Micifuz que no comía
está tirado en el suelo
-tierra húmeda y sombría-
amplio de abrazos y yerto,
mientras por el breve estanque
se deslizan las sirenas
tan campantes;
la lluvia que estigma el agua
no son las uñas del gato
(-tan campantes-
¡que se pudra el cascabel!)
Quiebran el cristal del aire
las campanadas más suaves
en una oración mojada,
matinal de temporada.
Otoño, calvo de hojas,
cuando vuelvan a crecer
coqueteando a merced
del viento de primavera,
¿quién irá a jugar con ellas?
¿quién?
Micifuz, lento y sin vida
por el suelo del jardín;
Lluvia insistente caía...
¡Y caiga insistentemente!
Si ya no hay uñas que arañen,
que arañe la lluvia al aire.
Por el estanque sonaban
claramente las sirenas...
tan campantes.
(Totana 2-X-69)
REQUIESCAT
Hoy llego a ti, Señor, a rezar por mi gato,
aquel que tenía el pelo blanco
y algunas manchas negras
en su arqueado lomo.
Era un gato bueno en lo más fiel
de la palabra. Aunque a veces jugando
se enfadara de mentira –lo fingía
para darme contento-
y tenga los renglones de mis manos
surcados por su firma,
era un gato bueno.
Jugaba con el viento y con tus hierbecitas
cuando yo lo sacaba a la huerta de paseo;
perseguía a tus insectos sin cazarlos
y a los ruidos sin dónde se ponía al acecho.
Yo lo he visto llegarse hasta tu iglesia
y ronronear estirado en un banco.
Y nunca dio disgusto al cocinero.
Ya ves, Señor, mi gato era bueno.
Un día ya lejano
los perros de los cazadores
lo desgarraron.
Su pelaje blanco, Señor, se mancharía
yo no sé por qué campos.
Eso sé recordar que fue de él.
Las migajas de la mesa
ya serán sobras para siempre.
Ni sentirá sus caricias
mi alma dolorida
errante solitario de la tarde
-una lágrima irrumpe en su recuerdo-
cuando su pequeña sombra
ya no acompañe a la mía.
Mi gato blanco que ya no volverá.
Dale tu cielo, buen Dios
y que descanse en paz.
(Ollería febrero 1971)
29. SONATINA
Mañana triste de lluvia,
se imple el jardín de romero.
Micifuz que no comía
está tirado en el suelo
-tierra húmeda y sombría-
amplio de abrazos y yerto,
mientras por el breve estanque
se deslizan las sirenas
tan campantes;
la lluvia que estigma el agua
no son las uñas del gato
(-tan campantes-
¡que se pudra el cascabel!)
Quiebran el cristal del aire
las campanadas más suaves
en una oración mojada,
matinal de temporada.
Otoño, calvo de hojas,
cuando vuelvan a crecer
coqueteando a merced
del viento de primavera,
¿quién irá a jugar con ellas?
¿quién?
Micifuz, lento y sin vida
por el suelo del jardín;
Lluvia insistente caía...
¡Y caiga insistentemente!
Si ya no hay uñas que arañen,
que arañe la lluvia al aire.
Por el estanque sonaban
claramente las sirenas...
tan campantes.
(Totana 2-X-69)
REQUIESCAT
Hoy llego a ti, Señor, a rezar por mi gato,
aquel que tenía el pelo blanco
y algunas manchas negras
en su arqueado lomo.
Era un gato bueno en lo más fiel
de la palabra. Aunque a veces jugando
se enfadara de mentira –lo fingía
para darme contento-
y tenga los renglones de mis manos
surcados por su firma,
era un gato bueno.
Jugaba con el viento y con tus hierbecitas
cuando yo lo sacaba a la huerta de paseo;
perseguía a tus insectos sin cazarlos
y a los ruidos sin dónde se ponía al acecho.
Yo lo he visto llegarse hasta tu iglesia
y ronronear estirado en un banco.
Y nunca dio disgusto al cocinero.
Ya ves, Señor, mi gato era bueno.
Un día ya lejano
los perros de los cazadores
lo desgarraron.
Su pelaje blanco, Señor, se mancharía
yo no sé por qué campos.
Eso sé recordar que fue de él.
Las migajas de la mesa
ya serán sobras para siempre.
Ni sentirá sus caricias
mi alma dolorida
errante solitario de la tarde
-una lágrima irrumpe en su recuerdo-
cuando su pequeña sombra
ya no acompañe a la mía.
Mi gato blanco que ya no volverá.
Dale tu cielo, buen Dios
y que descanse en paz.
(Ollería febrero 1971)
En estas fechas de amor en que todo se olvida y se perdona quiero endulzaros unos minutos con esta magnífica canción de Adolphe Adam que espero os guste.
O Holy Night por Jessica Simpson
O Holy Night por Celtic Woman
Y ya puestos, esta preciosidad de melodía hendeliana por Renée Fleming
Y la misma canción interpretada por Kirsten Flagstad un año antes de yo nacer
Dank sei dir, Herr por K.Flagstad
Aunque seguro que lo que mejor conocéis de esta última soprano es la canción de Grieg Vären